 |
Actualmente, la sociedad destina gran parte de su tiempo libre a ir de compras,
convirtiendo esta actividad en una afición más de la que disfrutar. Sobre todo si,
como ocurre cada vez más a menudo, las marcas deciden utilizar el punto de venta
como lugar donde interactuar con el consumidor, como forma de darle el último
empujón para hacerle decidirse por su producto.
La sofisticación y cambios en las características del consumidor, basadas en un
incremento de sus expectativas, junto a las nuevas tendencias en el consumo, hacen
del punto de venta y de toda acción realizada en ellos de la interfaz necesaria
para interactuar y adaptarse a los nuevos consumidores, cuyas expectativas son la
‘multisensorialidad’ (hedonismo y estética), la ‘personalización’ (trato y oferta
individualizadas) y ‘exigencias’ (servicios mínimos).
|